Sumar, antes que condescender

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Condescender:

1. Acomodarse por bondad al gusto o voluntad de alguien.

2. Aceptar o tolerar con suficiencia o desdén.

Real Academia Española

Marzo está resultando un mes intenso. Puertas que se cierran, charcos sin posibilidad de saltar, pena y tristeza ante puntos finales (que esperemos puedan ser punto y seguido donde comenzar nuevos enunciados). Frente a ello, nuevos proyectos que ven la luz, ilusiones incipientes, reuniones, viajes, ideas, posibilidades y aprendizajes. Y en mitad de tanta vorágine, una escapada a tierras que son mi origen para acompañar a mi Espe querida en un reconocimiento más que justo y necesario: Esperanza Sánchez Craus, primera finalista en el Premio Mujer Líder en el Sector Público 2023.

Orgullo, alegría inmensa y felicidad. Orgullo, liderazgo, compromiso y sororidad. Orgullo, alianzas y visibilidad.

Ser trabajadora social penitenciaria y no romperse es difícil. Ser trabajadora social penitenciaria y alcanzar tanto, tantísimo como mi querida Espe ha conseguido es un triunfo (aún) de mayor valor si tenemos en cuenta el entorno donde desempeñamos nuestra profesión: un entorno que nos invisibiliza y nos niega de manera muy frecuente y tremendamente dolorosa.

Un Congreso como punto de encuentro. Un congreso para compartir, interactuar y sonreír al futuro. Un congreso para defender el liderazgo feminista (que NO es lo mismo que liderazgo femenino), con mirada de género, que promueva igualdad, que busque nuevos caminos para crecer, que coloque el foco en las personas y promueva todo su potencial. Un liderazgo que crezca para hacer crecer. Que nos conecte con la empatía, con nuestro Ikigai, con nuestra razón de ser.

Confieso que no era capaz de dejar de escribir. De volar desde Burgos hasta el infinito. De sonreír y contener la emoción. De soñar, anhelar, imaginar y creer. De celebrar y brindar por la sororidad y la justicia.

Guardo en mi memoria (y en mi cuaderno) multitud de ideas, de conceptos, de reflexiones, de sensaciones. Y entre todas ellas, la profunda convicción, la imperiosa necesidad de desaprender para aprender. De comenzar procesos deconstructivos de nuestro patriarcalismo y emprender procesos impulsivos de nuestras capacidades.

Creo no descubrir la pólvora ni desvelar secretos inconfesables si afirmo ser profundamente machista, tremendamente patriarcal. Son muchas, muchísimas las ocasiones en las que descubro en mí comportamientos que me (auto)indignan, claramente contrarios a la lucha por la igualdad que defiendo en todo contexto y lugar. Vulnerabilidades feministas. Quizá atreverse a descubrir y reconocer nuestras incoherencias, nuestros errores, nuestras debilidades sea el primer paso para avanzar, desde la autoaceptación y la serenidad, hacía una igualdad y equidad genuinas y auténticas.

¿Somos las mujeres nuestras propias enemigas? ¿Nos permitimos y ayudamos a crecer las unas a las otras? ¿Nos ponemos trabas? ¿La eterna rivalidad femenina de los cuentos infantiles la tenemos más incorporada en nuestras vidas de lo que nos gusta reconocer?

Es una sospecha, tan solo un destello de tristeza, un reflejo de malestar. Pero, el freno a la igualdad del Trabajo Social Penitenciario, ¿acaso tiene nombre de mujer? Me niego a creer que sea así, quiero creer que no. Sin embargo, en ocasiones, me parece percibir cierta condescendencia, cierto desprecio escondido en situaciones aparentemente amables que me congela el corazón y borra de manera abrupta cualquier atisbo de esperanza.

¿Es el Trabajo Social Penitenciario freno para otros colectivos femeninos y feminizados en nuestro entorno? ¿Estamos coartando posibles avances y progresos de otras mujeres?

¿Tiene que ver la condescendencia, el desdén con posibles inseguridades? ¿La eterna rivalidad femenina lo que realmente esconde no es otra cosa que miedo y aprensión ante brillos ajenos? ¿No sabemos las mujeres brillar juntas? ¿Necesitamos brillar solas, asiladas en firmamentos que nos pertenezcan en exclusividad?

Quizá el primer paso (o al menos el primero de los que me gustaría dar a mí) pase por el autoconocimiento y la autoestima tanto colectiva como individual. Pase por un quererse porque si, por comprender y aceptar comportamientos que nos generan dolor y reconvertirlos en sororidad, en admitir el talento ajeno y propio como herramienta para crecer, para construir, para liderar. Para que desparezca la precariedad en la que nos movemos de manera permanente.

Frente a las diferencias, unión, alianzas, ciencia y sororidad. Frente a los conflictos, humildad, perdón antes que venganza, colaboración y cooperación antes que enemistad y competencia.

Confiar plenamente en las personas a nuestro alrededor, confiar en su justicia, su igualdad y su ética. Confiar porque nos necesitamos. Confiar porque cuando sumamos miradas, potenciamos nuestro potencial.

Una vez, gracias mi Espe por tu valentía y tu generosidad. Gracias por tu alianza y tu liderazgo. Gracias por visibilizar y por poner luz.

Gracias porque al juntar miradas, unir esfuerzos y sumar juntas, estamos construyendo historia. La historia del Trabajo Social Penitenciario, un Trabajo Social sereno, brillante y sororo. Un Trabajo Social Penitenciario con raíces en el pasado y esperanza en el futuro. Un Trabajo Social Penitenciario nuestro, de nosotras para nosotras. De nosotras para la comunidad.

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